¿Está mediando el Papa entre Ucrania y Rusia?

¿Ha conseguido la Santa Sede detener algún conflicto en el pasado?

La guerra entre Ucrania y Rusia comenzó el 24 de febrero de 2022. Por supuesto, después de largos y complejos antecedentes, en los que no vamos a entrar.

Como en cualquier conflicto bélico, una vez fallan todos los mecanismos que conducen a las hostilidades, entran en juego los destinados a la pacificación.

Históricamente, la Iglesia Católica, a través de la Santa Sede y particularmente de sus Pontífices, ha desarrollado una doble labor en relación con las guerras:

  • Humanitaria, promoviendo los intercambios de prisioneros y la llegada a los escenarios bélicos de productos de primera necesidad, asistencia sanitaria, etc.
  • De intermediación, buscando propiciar una solución al conflicto, para ponerle fin o rebajar su escalada, a través de figuras diplomáticas, como la mediación; o, incluso, jurídicas, como el arbitraje.

Cabe destacar, especialmente, que el de la Iglesia Católica es el único caso en el mundo de una confesión religiosa que haya ejercido estas opciones y, sobre todo, no de manera puntual, sino constante.

Ejemplos históricos de la función intermediadora de la Iglesia Católica en conflictos bélicos.

Vamos a poner algunos ejemplos históricos de esta función intermediadora, para ilustrar su carácter tradicional por parte de la Iglesia.

  • Bonifacio VIII, trató de impulsar en 1297 una negociación entre Francia e Inglaterra, enfrentadas por la cuestión dinástica del Ducado de Normandía. No lo consiguió y, años más tarde, estallaría entre las dos naciones la cruenta Guerra de los Cien Años.
  • En 1885, Alemania reclamó su derecho a ocupar las Islas Carolinas, en el océano Pacífico, sobre las que España alegaba su soberanía. Como última alternativa antes de romper las hostilidades, los dos gobiernos acordaron someter la controversia al arbitraje de León XIII. El Papa dictó un laudo arbitral el 22 de octubre de 1885, por el que confirmaba la soberanía española sobre el archipiélago, y proponía la concesión de algunos privilegios mercantiles para Alemania. Ambas partes aceptaron esta decisión y se eludió una guerra que parecía ya inevitable.
  • El 7 de diciembre de 1914, Benedicto XV propuso un alto el fuego por Navidad, durante la Primera Guerra Mundial.
  • Pero, sin duda, el ejemplo más reciente fue la mediación que Juan Pablo II propició entre Argentina y Chile, a cuenta de su disputa territorial en el canal de Beagle, en la región del cabo de Hornos. Este largo contencioso entre los dos países partía de un arbitraje fallido, que tan solo Chile respetaba, en base a un laudo de la Reina Isabel II de Inglaterra de 1977. El Papa designó como mediador al Cardenal Antonio Samoré, un veterano diplomático pontificio que había desarrollado su carrera en la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Tras el Acta de Montevideo, de 8 enero de 1979, las dos naciones se comprometieron a no hacer uso de la fuerza armada.

¿Qué actitud suelen adoptar Ucrania y Rusia ante la mediación o el arbitraje internacional?

Dado que Ucrania tan solo ha accedido a su independencia en 1991, tras la desmembración de la Unión Soviética, los poco más de treinta años transcurridos no pueden ofrecer una referencia histórica.

Respecto de Rusia, sí cabe apreciar una trayectoria al respecto, en algunas ocasiones favorable a la solución de los conflictos. Por Rusia nos referimos al Estado que integra a su territorio y que, esencialmente, a lo largo de la Historia, ha sido el Imperio Ruso, la Unión Soviética y la actual Federación Rusa. No es una opinión, sino un hecho, y a los ejemplos históricos nos remitimos:

  • El Zar Alejandro III, mediante su laudo arbitral de 25 de mayo de 1881, dirimió la controversia entre Francia y Holanda, relativa a las fronteras de las dos Guayanas, en la América del Sur.
  • La mediación de la Unión Soviética en 1965 para implementar una salida pacífica al conflicto de Cachemira, entre la India y Pakistán.
  • Existen, además, precedentes históricos de que Rusia haya aceptado una mediación papal para solucionar una disputa con otra potencia. Concretamente, Gregorio XIII envió entre 1572 y 1583 a Polonia y a Rusia a uno de sus diplomáticos de confianza, Antonio Possevino. Bajo sus buenos oficios, el Zar Iván IV, conocido como El Terrible, cedió Livonia a los polacos, en una de las pocas muestras de flexibilidad que caracterizaron a su reinado. Y, en la denominada crisis de los misiles de Cuba, Juan XXIII impulsó que los Estados Unidos de América y la Unión Soviética retomasen el diálogo institucional para superar sus diferencias, que en 1959 habían estado a punto de desembocar en la Tercera Guerra Mundial.
  • Recientemente, y en el marco del actual conflicto de Ucrania, el Gobierno ruso ha aceptado la propuesta del Patriarca de Moscú para un alto el fuego temporal con ocasión de la Navidad ortodoxa (7 de enero de 2023). Iniciativa que recuerda mucho a la antes señalada de Benedicto XV, en los inicios de la Primera Guerra Mundial.

¿Qué actitud ha adoptado el Papa Francisco ante la guerra de Ucrania?

La postura del Pontífice nada tiene que envidiar respecto de la de sus predecesores, y de la esperable por parte de la Iglesia.

Desde el primer momento, la Santa Sede ha estado en contacto con ambos bandos. Al día siguiente de iniciarse la guerra, el 25 de febrero de 2022, Francisco acudió personalmente a la Legación de Rusia para transmitir al Embajador su disposición de viajar al país con la intención de proponer un arreglo pacífico. Igualmente, ha recibido en el Vaticano al Presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Además, el Papa ha mostrado su disposición para desplazarse tanto a Kiev como a Moscú y reunirse allí con las autoridades de ambos países para facilitar un acercamiento.

Asimismo, se ha confirmado la mediación pontifica para los intercambios de prisioneros. Se tiene noticia de que el último se produjo en noviembre de 2022, extendiéndose a trescientas personas por cada bando.

No obstante, el paso más destacable, sin duda, ha sido la elección del Cardenal Matteo Zuppi, Arzobispo de Bolonia y Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, para promover un acuerdo entre Ucrania y Rusia. Se trata de una persona de la máxima confianza de Francisco, con reconocidas dotes negociadoras tanto por la Santa Sede como por el Gobierno italiano. De nuevo, el Pontífice sigue los pasos de sus antecesores. Pues dicha designación recuerda mucho a la que se ha señalado del Cardenal Samoré por Juan Pablo II.

Zuppi ya ha comenzado a trabajar. Los días 5 y 6 de junio de 2023 ha estado en Kiev, tomando contacto con las autoridades ucranianas y manteniendo un encuentro con Zelenski. Posteriormente, el 28 y 29 de junio ha visitado Moscú, con la intención de reunirse también con el Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin. Dicho encuentro no ha llegado a celebrarse. Pero es que tampoco ningún miembro del Gobierno de Rusia se ha visto con el mediador pontificio. Tan solo un asesor de la presidencia para asuntos internacionales, Yuri Ushakov, ha dialogado con Zuppi. Estos hechos ponen en cuestión la intención rusa de aceptar una mediación en este momento.

En otro orden de cosas, cumpliendo un deseo del Papa Francisco, el Cardenal ha sido recibido por el Patriarca Cirilo de Moscú, líder de la Iglesia Ortodoxa de Rusia.

¿Existen posibilidades reales de que una mediación de la Santa Sede traiga la paz a Ucrania?

  • Como en cualquier controversia, la posibilidad de aceptar la mediación o arbitraje de un tercero depende, inevitable y fundamentalmente, de la voluntad de las partes implicadas. Y, en este conflicto, salvo durante los meses iniciales en los que pudo haber un atisbo de acercamiento, ni Ucrania ni Rusia semejan muy proclives a priorizar las negociaciones en una mesa sobre el enfrentamiento en el campo de batalla. Desgraciadamente, mientras la situación militar ofrezca un pronóstico abierto, en el que cada bando sienta que puede lograr ventajas mediante la fuerza, es poco previsible una desescalada. Algo que, con pesar, se constata respecto de unos y de otros.
  • Ha de tenerse en cuenta que la fe predominante en Ucrania y Rusia es la ortodoxa y no la católica. Por lo que la autoridad moral de la Santa Sede en estos países, a la hora de lograr una avenencia entre ambas partes, es menor que en otros casos (por ejemplo, en el conflicto aludido entre Argentina y Chile, dos naciones mayoritariamente católicas).
  • La figura del Papa como mediador o árbitro, ya no conoce de la importancia que tuvo antaño. Desde mediados del siglo XX, ha proliferado un gran número de organizaciones internacionales, en todos los ámbitos y continentes, que cuentan con sus propios mecanismos de conciliación y arreglo de disputas.

En conclusión, la Iglesia asume y desempeña su función tradicional de intentar buscar una solución que ponga fin a un conflicto que ya se prolonga por más de un año y que, cada día, se cobra nuevas víctimas y siembra una mayor destrucción. Cuestión distinta serán los resultados que se obtengan. Porque, si ucranianos y rusos no exhiben una convicción más profunda de llegar a un armisticio, la paz parece todavía muy lejana.

Juan Manuel Castro Valle

Juan Manuel Castro Valle

Abogado del Tribunal de la Rota.
Experto en Derecho Matrimonial Canónico.
Socio Director de Castro Valle Abogados, SCP

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